Y eso es sólo el principio:
Oirás cantar a los pájaros, mugir a las vacas e incluso, si tienes suerte, al pavo real del vecino. Estás a 3 km de la playa, a pie o en coche, y tienes un parque natural justo al lado, listo para ser explorado… todo después de una siesta, por supuesto.
Conoce San Ambrosio